El “Escudo Democrático” de UErsula: el Ministerio de la Verdad por el que nadie votó.

Copia y traducción esta excelente observación de x.com/IslanderWORLD/ para garantizar una mayor cobertura europea.

 

El “Escudo Democrático” de UErsula: el Ministerio de la Verdad por el que nadie votó.

(Esto sigue cierta lógica, ya que la UE tiene un gobernante por el que nadie votó. Al menos, ninguno de los civiles a los que la UE, en realidad, debería cuidar… y garantizar la libertad de expresión, por ejemplo).

El 12 de noviembre, Bruselas derribó el telón. Un telón de acero digital, no dirigido ni a Moscú ni a Pekín, sino a sus propios ciudadanos. Este “Escudo Democrático” no es protección. Es contención. Y por primera vez en su historia, la UE ha admitido públicamente, aunque no intencionadamente, que la mente humana se ha convertido en su mayor amenaza para la seguridad.

El Escudo es la culminación de años de trabajo preliminar discreto establecido por tecnócratas bruselenses como Thierry Breton, Vera Jourova y Ursula von der Leyen, el mismo trío que ha pasado media década insistiendo en que la “desinformación” es más peligrosa que la pobreza, la guerra o la propia clase política. Y ahora, bajo la Ley de Servicios Digitales, han construido una arquitectura continental de vigilancia del discurso que llega a cada feed, cada plataforma, cada conversación.

En su centro se encuentra el recién creado Centro Europeo para la Resiliencia Democrática, un nombre tan estéril que casi oculta su propósito: vigilancia en tiempo real y neutralización de las “narrativas emergentes”. Se trata de la institucionalización de la narrativa predelictiva. No lo que dijiste, sino lo que podrías decir. No lo que es falso, sino lo que no está aprobado.

El arma legal del Escudo es el “protocolo de crisis” de la DSA, que permite a Bruselas exigir la retirada, la supresión o el etiquetado obligatorio de información en toda la UE durante un “incidente informativo”. El término es deliberadamente vago, ilimitado a propósito. ¿Una protesta? ¿Unas elecciones? ¿Una filtración? ¿Un denunciante? ¿Un escándalo bancario? ¿Una vergüenza de política exterior? Todo puede ser un incidente cuando la verdad se convierte en un lastre.

La “red de verificación de datos”, que se autodenomina “independiente”, no es tal. Está financiada y controlada por la UE, un cuerpo de saneamiento narrativo desplegado en todos los idiomas oficiales para simplificar la complejidad, imponer la línea atlántica y aislar cualquier análisis que amenace con socavar la ilusión de unidad.

Si cuestionas la lógica de la guerra de Ucrania, estás marcado. Si expones las consecuencias de las sanciones, estás marcado. Si hablas de multipolaridad sin burla, estás marcado. Si mencionas la soberanía sin disculparte, estás marcado.

No porque lo que hayas dicho sea falso. Sino porque tu conclusión escapa a su arquitectura de consenso.

Esto es Orwell sin dramatismo. Sin bota en la cara. Sin telepantalla. Solo el algoritmo. La prohibición en la sombra. El muro invisible entre tus palabras y el mundo. La UE ha creado lo que Orwell jamás imaginó. Un régimen de censura tan silencioso que no lo oyes, tan fluido que no lo ves y tan digital que no te das cuenta de que está ocurriendo hasta que la sala queda en silencio.

Este no es el miedo a la vigilancia masiva del siglo XX. Es la pesadilla del siglo XXI, una realidad controlada.

Un mundo donde se te permite hablar, pero solo en el vacío. Bruselas lo llama “resiliencia”.

¿Pero resiliencia contra qué? ¿Contra los troles rusos? No. Contra la conciencia pública.

El Escudo es una estructura construida para contener la creciente conciencia de que las crisis de Europa —desindustrialización, colapso energético, militarización, inflación, decadencia política— no son accidentes. Tienen un autor. Y los autores preferirían que hablaras de cualquier otra cosa.

Por eso el Escudo era inevitable. Un sistema con una legitimidad segura no necesita un clero digital que interprete la realidad en su nombre. Un orden político soberano no necesita silenciar a sus propios ciudadanos para mantener el orden. Una democracia sana no trata el debate como una amenaza.

Porque no es sana. No es soberana.
Y ya no confía en poder ganar una discusión libre.

Estos no son guardianes de la democracia. Son custodios de la percepción.

La UE no construyó un escudo contra los enemigos.
Construyó un telón de acero digital contra el despertar. Un cortafuegos contra la memoria y la disidencia.

Totalitarismo blando con una sonrisa, el más peligroso.

Y como todo proyecto totalitario, se derrumbará en cuanto la gente deje de fingir creerlo.

 

Agenda 2029 cree firmemente en MEGA, Make Europa Great Again, es decir, VOLVER a nuestra querida COMUNIDAD para su gente y FUERA de este MERCADO (vendido como “Unión”) inventado exclusivamente para favorecer las grandes corporaciones extranjeras, los bancos codiciosos y los políticos corruptos.
Y encima, en los últimos tiempos, le ha entrado una repentina urgencia a la UE(rsula) de fomentar la producción de armas, por lo que están sonando el alarma incesantemente sobre una ‘próxima invasión’. Es totalmente imaginaria, pero aún así pretenden fomentar el miedo entre los Europeos para así  poder contar con su “apoyo”. Es la misma táctica que hemos visto empleado en otro campo hace unos cuantos de años.