La narrativa de la gripe de Wuhan…

Medidas pandémicas extremas…

Cuando apareció la gripe de Wuhan (hecha famosa bajo el nombre de Covid-19), al principio se nos dijo que sólo afectaba a los viejos y a los débiles. Aun así, el Viejo Orden Mundial (VOM) decidió primero que era bueno y necesario declarar una pandemia* mundial. Poco después decidieron que también era bueno y necesario imponer restricciones radicales a la vida cotidiana y a la sociedad en su conjunto, especialmente en los países occidentales (los más ricos y supuestamente más sanos): mascarillas, lavado de manos extremo, distanciamiento social y encierres estrictos.

(* termino del que VOM ha cambiado convenientemente la definición en los últimos tiempos)

“Por el bien de la humanidad”

Todo esto fue por el bien de la humanidad, naturalmente. Para protegerse a uno mismo, pero, siempre más importante, para proteger a los demás! (aunque nunca se explicó por qué sí era “hay que proteger a tus abuelos” y no “hay que proteger a tus nietos”).
Este arma de la “responsabilidad social” ha sido explotado hasta la saciedad. A través de los grandes medios (sociales) de comunicación se dejó muy, muy claro que si tú no cumplías con las restricciones impuestas o incluso las cuestionabas, eras antisocial, una mala persona, un criminal, un terrorista, practicamente el enemigo y podrías e incluso deberías ser avergonzado públicamente como mínimo, ser tratado agresivamente , puesto en prisión y, si posible, silenciado para siempre. Esto ya había funcionado con un hombre, así que ¿por qué no con todos los demás?

Incluso si… un pelín contra los Derechos Humanos?
No pareció molestarles el hecho de que estas imposiciones iban un pelín en contra los mismos Derechos Humanos que “pretenden hacer realidad” (preámbulo) y no dudaron en aplicar duras medidas coercitivas contra quienes intentaron señalárselo a ellos y al público en general.
Sorprendentemente, ni siquiera se preocuparon por los tremendos trastornos económicos y sociales que estas restricciones estaban claramente causando, aunque sean una “parte integrada e indivisible de las tres dimensiones del desarrollo sostenible” (siempre el mismo preámbulo). Esos trastornos ya no afectaban sólo a los viejos y a los débiles, sino también a los jóvenes, a los fuertes, a los trabajadores, a los empresarios, ¡a casi todo el mundo! Excepto, curiosamente… a ellos. De hecho, ellos y sus empresas no hicieron más que enriquecerse, hacerse más grandes y más fuertes.

Sólo una posible salvación, unos pocos medios de comunicación y un ejercito “fact checkers”.
Sin embargo, las restricciones no fueron suficientes. La enfermedad y la muerte se extendían por todas partes, según los medios de comunicación más importantes y reconocidos (todos suyos) la única solución para salvar a la humanidad de esta catástrofe era que todas las personas del mundo se vacunaran*, según decían los expertos (todos suyos).
En cambio, sugerir el fortalecimiento del sistema inmunológico individual y alcanzar la inmunidad de rebaño* de forma natural estaba fuera de lugar, no se hablaba de ello y era considerado casi insultante. Lo mismo ocurría con el uso de medicamentos baratos y comprobados de toda la vida como la HCQ y la Evermectina. Una infinidad de argumentos del por qué venía ofrecido por un ejercito de fact-checkers (todos suyos) listos y entrenados para aplastar a cualquier oposición a las vacunas* tanto en la tele como en los social media.

(* termino del que VOM ha cambiado convenientemente la definición en los últimos tiempos)

El milagro médico moderno
Afortunadamente y como por milagro, en sólo unos meses los científicos consiguieron desarrollar una vacuna*, que insistieron era “totalmente segura y totalmente eficaz” (como han dicho siempre) utilizando una tecnología totalmente nueva que nunca se había utilizado antes, mientras que las vacunas “antiguas” normalmente necesitaban al menos diez o más años antes de entrar en el mercado. ¡Lo habían hecho mejor que la propia naturaleza! Suena casi demasiado bueno para ser real, ¿no es cierto?

(* termino del que VOM ha cambiado convenientemente la definición en los últimos tiempos)

“No obligatoria”, al menos no directamente
Estaban tan orgullosos de su logro, que les habría encantado también imponer estas vacunas* a la población. Pero eran conscientes de que hacerlo directamente podría ir en contra de nuestros Derechos Humanos (y del código de Neurenberg, por cierto) de forma demasiado evidente, y la gente podría resistirse o incluso luchar. Sin embargo, eso no les supuso ningún problema. Por supuesto, eran smart, al igual que las ciudades y la sociedad que vislumbraban, así que idearon una solución que la mayoría aceptó como una excusa aceptable. La vacuna* en sí no sería obligatoria, simplemente introdujeron un certificado digital que sí lo fuera. Un certificado que te permitía trabajar, ir a la escuela, ir al gimnasio, hoteles, bares y otros lugares. Este certificado sólo requería que estuvieras vacunado*. ¿No es un disfraz astuto? La inmunidad de rebaño* fue sustituida por la manipulación de rebaño.

(* termino del que VOM ha cambiado convenientemente la definición en los últimos tiempos)

Una vacuna* que necesita actualizaciones periódicas
La supuesta vacuna* resultó no ser eficaz en absoluto y requirió una inyección de “refuerzo”. Primero una, luego dos, luego tres y finalmente esta vacuna* milagrosa parece necesitar una actualización cada una o dos veces al año durante toda la eternidad. Como cualquier programa informático o app, vamos…

(* termino del que VOM ha cambiado convenientemente la definición en los últimos tiempos)

Un remedio peor que la enfermedad
En realidad, la vacuna* resultó ser incluso más perjudicial para la salud que la propia enfermedad. Innumerables testimonios escritos, en vídeo o incluso como casos judiciales en todo el mundo e Internet demuestran que Pfizer y ModeRNA son casos literales de que el remedio es peor que la enfermedad. Aún asi insisten en dar las inyecciones y a rangos de edad cada vez mas bajos con la clara intencion de finalmente llegar a inyectar, de hecho, a todo el mundo en el planeta desde el nacimiento y de forma continuada.

(* termino del que VOM ha cambiado convenientemente la definición en los últimos tiempos – página correspondiente)


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